¡No! Por favor. Otra vez ¡No! es un artículo publicado por El Economista el día 16 de diciembre de este año y que a continuación reproduzco.
¿A qué están jugando los políticos? ¿No son conscientes de la realidad en la que nos encontramos?
Los signos de alarma o desaceleración, ya no son simples elucubraciones de unos cuantos agoreros; sino que son una evidencia que comienza a materializarse en nuestro país.
La OCDE avisa del estancamiento que está sufriendo nuestra economía. Desaceleración económica e incertidumbre política, un combinado explosivo, que incide en el turismo, frena el incremento del número de autónomos y afecta a los pequeños y medianos negocios, reduciéndose desde mayo el número de micropymes que tienen uno o dos trabajadores. Este año, los autónomos han creado un 60 por ciento menos de empleo.
El FMI reconoce que la economía mundial crecerá menos de lo esperado para los ejercicios 2019 y 2020.
Lamentablemente, el contexto de la zona euro se tambalea, por lo que trata de refugiarse en el crecimiento, aunque mínimo, de Alemania e Italia, fundamentalmente. Por su parte, la Comisión Europea cree que comienza una nueva etapa de crecimiento, prácticamente constante, que gira alrededor del 1 por ciento.
Por tanto, cualquier efecto derivado, por un lado, de las «luchas» comerciales entre Estados Unidos (EEUU) y China y los aranceles que EEUU quiere imponer a productos comunitarios; y, por otro lado, de la actuación de los socios emergentes o de los propios Estados Miembros de la Unión Europea, pueden afectar a la zona euro, y por ende a nuestra economía. De hecho, el FMI insta a las economías europeas que elaboren sus planes de contingencia para tratar de frenar futuros desórdenes económicos.
Las previsiones de la Comisión Europea reducen un 0,4 por ciento el crecimiento de la economía española para el 2019 y para el año 2020; de forma que se prevé que alcancen un crecimiento del 1,9 y 1,5 por ciento, respectivamente. La incertidumbre política que llevamos viviendo varios meses no viene más que a generar tensiones y temor con la consiguiente reducción del consumo privado y el desinterés de los inversores extranjeros en España.
España no ha aprovechado los años de auge económico para aplicar reformas
Por su parte, la Comisión Europea critica abiertamente al Gobierno español y pone en evidencia, una vez más, la existencia de riesgo de incumplimiento de los objetivos de déficit público para el 2020, en la medida que sólo se prevé, por un lado, una reducción del déficit estructural del 0,1 por ciento frente al 0,65 por ciento que debería llevarse a efecto; y, por otro, una tasa de crecimiento del gasto público primario del 3,8 por ciento respecto al exigido del 0,9 por ciento. Luego las diferencias son palpables. El European Fiscal Board ya criticó que en el 2018 España no había realizado finalmente el esfuerzo fiscal requerido.
La incertidumbre genera tensiones con la consiguiente reducción del consumo
Por tanto, el futuro Gobierno debe actuar con celeridad para evitar cualquier atisbo de riesgo y que se produzca una desaceleración masiva; para lo cual, debe realizar un ajuste estructural de más de 7.000 millones de euros, ya sea incrementando los ingresos o reduciendo los gastos públicos, o mediante una combinación de ambas políticas. Previsiblemente, según las últimas declaraciones del Gobierno en funciones, se llevará a cabo un incremento de los ingresos con subidas fiscales y un incremento del gasto. ¡No! Por favor. Otra vez ¡no!
También, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, no se queda atrás, y declara que España no fue capaz de aprovechar los cinco años de auge económico que vivimos. Quizás fuese más adecuado que se aplicasen las medidas correctivas y los resultados serían diferentes, en mayor o menor magnitud. Por lo que, seguir en esta línea de actuación se convierte en un craso error para nuestra economía y, por tanto, para todos los españoles.»